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PATRICIA CARDENAS CARRILLO / JORGE NEGRÓN

PATRICIA CARDENAS CARRILLO / JORGE NEGRÓN

Artesana en lana

 

La señora Patricia, junto a su marido Jorge Negrón, formaron la microempresa Ñancu, donde actualmete participan al rededor de 50 familias.
Es el resultado de mucho trabajo y de un proyecto iniciado hace 10 años,  cuando ambos se encontraban insertos en un círculo de pobreza que se propusieron convertir en un círculo virtuoso.

 

Llevaban años vendiendo en ferias con gran asistencia de turistas, y se preguntaron qué andaban buscando los gringos y por qué no les compraban. Se dieron cuenta, en ese momento, que los extranjeros llegaban de sociedades avanzadas donde tenían muchas seguridades, pero tremendos problemas de identidad. Lo que buscaban era lo local, “lo hecho a mano por el indio”, aunque no cualquier cosa, ya que venían viajando por Sudamérica y por Chile viendo lo mismo. "Entonces supimos que teníamos que hacer  algo tan evidentemente local, que no necesitara de un letrero.
Primero fueron las papas nativas y después la muñeca", nos comenta Negrón. Pero no bastó con lo local, era necesario producir más y mantener altos estándares de calidad. Así, tomaron todas estas habilidades e idearon un sistema de producción en cadena,

donde todos quienes producen son un eslabón. Está el que vende la lana, el que la hila, y el que la tiñe, también los que tejen las distintas partes de la muñeca.
La sra. Patricia y Negrón  ensamblan todo imponiendo un estricto control de calidad.

En la elaboracíon de una muñeca participan alrededor de 15 familias, y cada producto es  conformado por un equipo. 

 

Recuerdan que con la llegada de la globalización empezaron a sufrir, se sentían confundidos y comenzaron a desesperarse por el futuro de sus hijos y de su cultura, que veían desintegrarse por los patrones del consumismo.
Se dieron cuenta de lo que estaba pasando, que la historia llamaba a su generación a cumplir el papel que siempre habían desenvuelto los chilotes en distintos tiempos.

Como debe haber ocurrido cuando llegaron los chono, los huilliches y los españoles. Venía entrando una cultura fuerte y lo que había que hacer, al igual que sus padres, sus abuelos y sus tatarabuelos, que pasaron todas esas grandes situaciones, era arreglárselas para superar ésta y continuar viviendo. Si el fin supremo de trascender en el tiempo los hacía cambiar, miraban para atrás y ya no eran los mismos, habrían cambiado, pero seguían viviendo, como parte de esa cultura, " y si queríamos hacer algo trascendente, entregando un aporte para mantener y valorizar la cultura, tomamos lo que sabíamos hacer, pero haciéndolo bien", expresa Negrón.
Empezaron sembrando papas chilotas, hilando y  tejiendo;  después vieron que la base del oficio era teñir lana y ya tinturada empezaron a desarrollar todo su trabajo.
Actualmente se definen como trabajadores de la cultura tradicional campesina y, por ende, practican todas la líneas de la pequeña economía campesina, aunque el oficio que más les define es el de teñidores de lana. 

 

Castro alto. Comuna de Castro. Sept., 2006.

"Artesanos Maestros vigentes en su oficio, Chiloé". Proyecto Fondart 2007

 

Fotografías de María José Lira

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